Escribo este blog mientras espero en el
aeropuerto Jorge Chávez en el Callao (Perú) mi regreso a Bogotá, gracias a la
invitación del Colegio de QF Departamental Lima.
Vine a este evento invitado por el Dr. Jesús
Medrano con tres tareas: hablar de la importancia de la Farmacia como parte del
equipo de salud, plantear mi visión de la Farmacia en Latinoamérica en un
futuro y hablar de emprendimiento.
En varios países he compartido mi visión de la
necesidad de que la Farmacia sea parte integral del servicio de salud y no solo
desde el hospital, sino que se apropie del trabajo comunitario y por ende de su
profesión. Estos planteamientos no son nuevos, llevo 15 años diciendo lo mismo:
La Farmacia debe ser comunidad y el Farmacéutico debe ser consecuente para lo
que estudia: salud.
Encontré en Perú una problemática que va
creciendo en la región: el Farmacéutico es parte de la Farmacia pero no el
protagonista, se dedicó a la gestión y a los tecnicismos y olvidó de que su
función es acompañar al paciente, delegó su labor asistencial a los técnicos.
Esta falta de identidad se plasma desde la
academia donde el Farmacéutico se considera más Químico y al graduarse se
encuentra con la realidad de que la sociedad lo requiere asistencial, algo que
termina haciendo a regañadientes y en muchas oportunidades nominalmente. Falta
identidad con la profesión. El símil es el siguiente: El Médico se siente
médico desde el primer día de clases, incluso antes, la sociedad lo reconoce
como médico y el sale a ejercer como tal. En Farmacia no es así: el estudiante
se cree científico, el empresario lo ve como un experto en procesos, los amigos
lo consideran un genio, la familia lo ve como un químico y la sociedad no lo
conoce, porque aun estando en la esquina, no es accesible.
Con respecto al futuro, más allá de lo que la
globalización demuestra donde cada vez la industria farmacéutica es menor y la
maquila aumenta, fue el invitado argentino quien lo aterrizó: Si no aprendemos
marketing terminaremos haciendo procesos técnicos y administrativos mientras
otros no farmacéuticos lo hacen.
El futuro ya no depende tanto de la ciencia,
una ciencia cada vez más excluyente donde los pulpos farmacéuticos crecen cada
vez más, el futuro dependerá en gran medida de cómo me vea el paciente, como
logro vender mi imagen como profesional experto en medicamentos y sobre todo
cercano a la comunidad, apoyado en las TIC como una nueva herramienta.
Para cerrar: emprendimiento, en Perú las
cadenas de propiedad de los no farmacéuticos ya representa casi el 50% de las
farmacias del país, aunque a diferencia de Colombia al menos debe tener un
farmacéutico profesional.
¿Por qué no hay emprendimiento? Porque tenemos
es estigma que hablar de negocio en la farmacia es malo, pero permitimos que
para otros si sea negocio, tanto que hasta les damos nuestro respaldo.
Lo excelente de este tema es que un grupo de
Farmacéuticos Peruanos se le mide a analizarlo, a compararlo con otros países y
sobre todo a enfrentarlo, eso es lo importante: entender que la solución la
tenemos nosotros.
Hay que reconocerlo: el Farmacéutico se niega a
salir de su zona de confort, está esperando leyes proteccionistas en un mercado
globalizado, cierra los ojos frente a la comercialización desmedida en otros
canales. Cree que la solución es reunirse con expertos a hablar de la farmacia
ideal cuando la realidad es otra.
En Lima, luego de muchos años, encuentro un
ambiente gremial que sabe que hay que cambiar la estrategia, que nuestro ideal
de Farmacia Europea no es tan cierta, que la atención farmacéutica debe hacerse
de cara a la comunidad y sobre todo aceptando las condiciones sociales y
económicas diferentes. Por fin se afronta un tema que se convierte en un
problema de salud pública.
En una de mis intervenciones aproveché la
presencia de Aldo Álvarez de la Red Suramericana de Atención Farmacéutica para
recordarnos que hay que dejar de filosofar, que hay que aterrizar la idea de la
Farmacia Comunitaria y que en Latinoamérica hay esa necesidad. Se ha pasado de
la oportunidad de negocio a la necesidad de supervivir en un mercado que
desconocemos.
Con toda seguridad Perú ya tiene la reflexión
que les permitirá aterrizar la nueva farmacia, un esfuerzo titánico y en muchos
casos quijotesco. Les irá bien y por mal que les vaya ya comenzaron. Las utopías
son la energía para llegar cada vez más lejos.
Nuestra realidad Colombiana está muy lejos de
la Peruana: La Farmacia es un negocio de empíricos en tanto que la academia y
los egresados siguen insistiendo en no ver la realidad, en el caso del Regente
de Farmacia que incluso llegó al caso de dejarse encajonar como apoyo de un
servicio hospitalario y no se atreve a ver más allá de un protocolo y un
producto. Dejó su ejercicio y mercado en manos del comerciante para quien la
profesionalización no es su prioridad.
De Perú tenemos que aprender que es el gremio
quien debe afrontar sus problemas, estos eventos de reflexión así lo demuestra,
los Regentes de Farmacia no podemos seguir esperando espacios en actividades
organizados por otros donde se refuerza la idea de ser un técnico superior.
Nuestro país tiene dos farmacias: La de la Ley que replica la academia y la que
sufre el paciente.
Agradezco las atenciones y el apoyo a mis ideas
a un equipo que me hizo sentir en casa, tanto que espero regresar a cumplir
otros compromisos en el mes de noviembre.
Mi saludo a especial a. Jesus Medrano, Pedro
Wong, Luis Orihuela, Juan Orellana, Ruby Ramos y Gabriel Gonzalo por su
paciencia ante mi dificultad de movilización y permitirme participar.
De igual manera al expositor argentino Plácido
Consentino quien nos dejó claro para donde va el mercado, a John Ponce su
magnifica labor en Atención Farmacéutica Periférica y especialmente la
demostración que se puede ejercer como un gran profesional a la Dra. Amparo
Junchaya quien entendió lo que es integrar la Farmacia a la Comunidad.
Fabio Alberto González