miércoles, 17 de febrero de 2016

El INVIMA ignora el verdadero problema: Colombia no tiene Farmacias

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El INVIMA sale a la prensa y comunica sobre la presencia de 268 productos milagros, si DOSCIENTOS SESENTA Y OCHO, que contienen principios activos no permitidos y todos sin Registro Sanitario.

Eso no es noticia, es como si la Policía sale y anuncia que encontró ladrones en el Centro de Bogotá, lo que preocupa es que se siga ocultando que en Colombia no hay Farmacia, que cualquiera puede fabricar y comercializar productos farmacéuticos.

No hay que tener estadísticas para darnos cuenta que en nuestro país la Farmacia no sale de la era filosófica de la academia y de las normas que nadie aplica. Los doctos dicen que hay farmacia porque se reúnen a hablar de Seguridad del Paciente, cuando se debe colocar un aviso que prohíbe hablar con el usuario; de Atención Farmacéutica cuando sólo se le permite al Químico Farmacéutico que nunca está disponible, y de Farmaco y Tecnovigilancia cuando la mayoría de los hospitales de provincia tienen Directores Técnicos nominales y donde nunca se incluyen a los Droguistas y Tenderos.

El INVIMA no quiere reconocer que en Colombia nunca se ha podido controlar la venta de medicamentos, solo unos datos:

-       Los Hospitales están dedicados a ahorrar dinero con productos de baja calidad y en muchos casos con altísima corrupción
-       Los Dispensarios forman parte de una negocio lucrativo que parte de no entregar productos y concentrar la entrega en unos pocos operadores.

-       Los Depósitos de Medicamentos no tienen control alguno, muchos solo existen en las Cámaras de Comercio.

-       Las Droguería se está convirtiendo en supermercados y la figura de Farmacia no existe, la prioridad es el negocio y no el servicio, además aún se insiste en que cualquiera puede ser Director Técnico

-       Las Tiendas Naturistas se convirtieron en un lucrativo negocio donde no hay ningún control más allá de pedir un entrenamiento a alguien que ni siquiera debe tener más de 9º grado.

Eso es lo menos, acá viene lo más:

-       En el Internet se ofrece de todo, aún en “Mercado Libre” lo que evidencia que se venden mercancías, no salud

-       Se interpretó mal el término “Venta Libre” y mientras el Estado reglamenta las BPA, se pueden adquirir medicamentos en tiendas, cantinas y carnicerías.

-       Detrás de las ventas de licuados y jugos de naranja hay un comercio indiscriminado de suplementos dietarios que se venden también en los gimnasios como si de implementos se tratara

-       La televisión y la radio no tienen control sobre la oferta, las sanciones aparecen años después de causado el daño

-       En las revistas y catálogos se ofertan medicamentos, además existen empresas con estructura piramidal que venden todo tipo de suplementos dietario.

Esa es la realidad que el INVIMA intenta ocultar con anunciar sanciones de hechos que se pudieran prevenir si en Colombia existiera el concepto de Farmacia, tan alejado de la realidad que solo se habla de la Farmacia Hospitalaria sin tener en cuenta la Comunitaria y que ha convertido una especialidad en un oficio.

Ante semejante panorama la respuesta fácil de los implicados es decir que el problema es cultural, que en Colombia nos automedicamos y que nadie toca un lucrativo negocio, que en solo el sector de Droguerías mueve más de $ 5 billones al año.

Lo que realmente es un problema es que en Colombia hay como cambiar la situación y no se hace, partiendo de los Droguistas quienes deben entender que la profesionalización debe ser obligatoria y no opcional, no se trata de hacer un acto donde se anuncian Programas de Formación donde no se obliga al vendedor y al director técnico por lo que termina el mensajero aprovechando la opción.

El otro componente somos los Regentes de Farmacia quienes perdimos el norte de nuestra labor “Recuperar la Farmacia por la Salud del Pueblo” para terminar auxiliares administrativos en un Hospital, en gran medida por el carrusel de títulos que entregan a auxiliares de farmacia incluso en programas de medio tiempo.


La pregunta es ¿Cuándo asumiremos nuestras responsabilidades? No podemos ser observadores mientras el Estado intenta ocultar el problema con anuncios amarillistas.

martes, 2 de febrero de 2016

Las Droguerías – Supermercados, la decadencia de la Farmacia



Nunca como ahora tiene vigencia la reflexión del Dr. Antonio Mesa de la UdeA hace casi 50 años:

“Todos los días más comercializada, más "tienda" y más viciada. Grandes escándalos como falsificaciones, cambios de etiquetas, venta de muestras gratis, comercio de estupefacientes, etc., era comidilla diaria".

Lo que hoy parece una moda de marketing, las Droguerías con Supermercado, o mejor los Supermercados que en una esquina tienen una venta de medicamentos, son el reflejo de la ignorancia sobre el papel que la Farmacia cumple en la Salud Pública. Esa moda no es nueva, ha sido un proceso lento al que a nadie parece interesar.

Ante la falta de personal idóneo interesado para ejercer en comunidad, Químicos Farmacéuticos y Regentes de Farmacia, el Estado creyó que la panacea era autorizar a los empíricos dirigir las Droguerías, nombre que creó para diferenciarlo de las Farmacias y donde se supone ejercen Farmacéuticos, nada más alejado de la realidad.

Este fue el primer paso para permitir a los comerciantes incursionar en un mercado con clientela cautiva lo que luego degeneró en cadenas de droguerías que incluso sirvieron de lavado de dinero, en gran medida por su figura de miscelánea que además vende medicamentos.

Luego vinieron las cajas de compensación que interpretaron que podían comercializar mercado con medicamentos dentro de una mala copia del Drugstore americano, hasta el punto que algunos se denominaron “Tienda – Droguería” que muestra su visión de venta de productos y no de servicios de salud.

El ingreso de competidos extranjeros no trajo grandes cambios, se ajustaron a este mercado y no es raro ver que el sector de carnes frías es más grande que la farmacia.

En algún momento se comenzó a exigir que las Droguerías fuesen Farmacias y se enfocaran hacia el servicio farmacéutico, es cuando el gremio de droguistas justifica que el 40% de sus ingresos son productos no farmacéuticos por lo que en la Ley 1148 de 2007 logra meter el mico que permite que se venda de todo un poco “como en botica”, mico que se convierte en un bumerang que les hace perder las distancias en el 2012 cuando la droguería se considera un establecimiento comercial.

El Estado demostró su desconocimiento de la Farmacia cuando a través del decreto 3050 de 2005 considera que los medicamentos de venta libre se pueden vender en cualquier lugar con el vacío del término “Buenas Prácticas de Almacenamiento” y ante la falta de vigilancia de las autoridades terminaron con medicamentos en tiendas, cantinas, etc., eso sin analizar el deterioro de la imagen de farmacia a través de las Tiendas Naturistas.
Las autoridades sanitarias nunca han tenido claro la definición de servicio farmacéutico que se plasma en el Decreto 2200 de 2005, que terminó siendo un maquillaje de la realidad.


Solo ver como la atención farmacéutica, base de la farmacia asistencial, no se considera un proceso básico, acompañado de exigencias como la colocación de un aviso que le prohíbe al personal de farmacia asesorar al paciente ya que solo puede hacer el Químico Farmacéutico sin contar que este profesional no está presente en más del 80% de los servicios del país (no es necesario ver estadísticas, departamentos con 13 municipios, 350.000 habitantes y los pocos QF en la capital, prestando su título para habilitar servicios hospitalarios donde hay auxiliares con título de RF).

Todo esto es el caldo de cultivo que permitió que hoy día sea normal ver avisos de Droguería Supermercado o Droguería Minimarket, incluso los comercializadores mayoristas ya incluyen productos para estos establecimientos.

¿La solución? Volver a la Farmacia, no hacerlo no solo afecta a la profesión farmacéutica en sí, es un problema de salud pública, ya que son los tenderos quienes tienen una droguería en un rincón, interesados en la rentabilidad y no en la salud.

¿Quién debe hacerlo? La profesión que hace casi 50 años nació para hacerlo, la Regencia de Farmacia, su consigna es clara: “Recuperar la Farmacia por la Salud del Pueblo”.

¿Y los demás? A los demás no les interesa realmente:
- Las autoridades están más interesadas en hacer normas que maquillan que solucionar, siguen detrás de la infraestructura y la dotación que del servicio.
- Los productores y comercializadores no les interesa sacar de la tienda los medicamentos, es más rentable hacer propaganda en medios para luego venderlos en tiendas que tener un profesional que pueda cuestionar el uso adecuado.
- La academia sigue filosofando en la atención farmacéutica sin lograr acercarse al paciente, creyendo que es más importante el paciente hospitalario que el ambulatorio, formando cada vez más técnicos en procesos que expertos en farmacia.
- Los otros profesionales de farmacia siguen en su nube de títulos alejados de la realidad del paciente y la comunidad.
- Los Droguistas nunca han tenido la clara intención de profesionalizar el sector, muestra de ello es que ofrecen programas de farmacia, pero no exigen la formación en los mismos, tampoco plantean al Estado un plazo para que las Droguerías se conviertan en Farmacias. Su interés está en la comercialización de productos, no en la Farmacia Profesional.


Como empresarios, los Regentes de Farmacia debemos ver las oportunidades y la oportunidad es ahora: Ejercer en Farmacia Comunitaria, demostrar las ventajas de una Farmacia Profesional versus el supermercado con medicamentos, establecer un target basado en la confianza de ser el profesional de salud más cercano.

Si éramos necesarios hace 50 años, ahora somos la solución a un problema de salud pública, solo que debemos convencernos de ello y no seguir cayendo en la figura del auxiliar de hospital que creemos es la zona de confort.