El INVIMA sale a
la prensa y comunica sobre la presencia de 268 productos milagros, si
DOSCIENTOS SESENTA Y OCHO, que contienen principios activos no permitidos y
todos sin Registro Sanitario.
Eso no es
noticia, es como si la Policía sale y anuncia que encontró ladrones en el
Centro de Bogotá, lo que preocupa es que se siga ocultando que en Colombia no
hay Farmacia, que cualquiera puede fabricar y comercializar productos
farmacéuticos.
No hay que tener
estadísticas para darnos cuenta que en nuestro país la Farmacia no sale de la
era filosófica de la academia y de las normas que nadie aplica. Los doctos
dicen que hay farmacia porque se reúnen a hablar de Seguridad del Paciente,
cuando se debe colocar un aviso que prohíbe hablar con el usuario; de Atención
Farmacéutica cuando sólo se le permite al Químico Farmacéutico que nunca está
disponible, y de Farmaco y Tecnovigilancia cuando la mayoría de los hospitales
de provincia tienen Directores Técnicos nominales y donde nunca se incluyen a
los Droguistas y Tenderos.
El INVIMA no
quiere reconocer que en Colombia nunca se ha podido controlar la venta de
medicamentos, solo unos datos:
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Los Hospitales están dedicados a
ahorrar dinero con productos de baja calidad y en muchos casos con altísima
corrupción
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Los Dispensarios forman parte de
una negocio lucrativo que parte de no entregar productos y concentrar la
entrega en unos pocos operadores.
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Los Depósitos de Medicamentos no
tienen control alguno, muchos solo existen en las Cámaras de Comercio.
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Las Droguería se está
convirtiendo en supermercados y la figura de Farmacia no existe, la prioridad
es el negocio y no el servicio, además aún se insiste en que cualquiera puede
ser Director Técnico
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Las Tiendas Naturistas se
convirtieron en un lucrativo negocio donde no hay ningún control más allá de
pedir un entrenamiento a alguien que ni siquiera debe tener más de 9º grado.
Eso es lo menos,
acá viene lo más:
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En el Internet se ofrece de todo,
aún en “Mercado Libre” lo que evidencia que se venden mercancías, no salud
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Se interpretó mal el término
“Venta Libre” y mientras el Estado reglamenta las BPA, se pueden adquirir
medicamentos en tiendas, cantinas y carnicerías.
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Detrás de las ventas de licuados
y jugos de naranja hay un comercio indiscriminado de suplementos dietarios que
se venden también en los gimnasios como si de implementos se tratara
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La televisión y la radio no
tienen control sobre la oferta, las sanciones aparecen años después de causado
el daño
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En las revistas y catálogos se
ofertan medicamentos, además existen empresas con estructura piramidal que
venden todo tipo de suplementos dietario.
Esa es la
realidad que el INVIMA intenta ocultar con anunciar sanciones de hechos que se
pudieran prevenir si en Colombia existiera el concepto de Farmacia, tan alejado
de la realidad que solo se habla de la Farmacia Hospitalaria sin tener en cuenta
la Comunitaria y que ha convertido una especialidad en un oficio.
Ante semejante
panorama la respuesta fácil de los implicados es decir que el problema es
cultural, que en Colombia nos automedicamos y que nadie toca un lucrativo
negocio, que en solo el sector de Droguerías mueve más de $ 5 billones al año.
Lo que realmente
es un problema es que en Colombia hay como cambiar la situación y no se hace,
partiendo de los Droguistas quienes deben entender que la profesionalización
debe ser obligatoria y no opcional, no se trata de hacer un acto donde se
anuncian Programas de Formación donde no se obliga al vendedor y al director
técnico por lo que termina el mensajero aprovechando la opción.
El otro
componente somos los Regentes de Farmacia quienes perdimos el norte de nuestra
labor “Recuperar la Farmacia por la Salud del Pueblo” para terminar auxiliares
administrativos en un Hospital, en gran medida por el carrusel de títulos que
entregan a auxiliares de farmacia incluso en programas de medio tiempo.
La pregunta es
¿Cuándo asumiremos nuestras responsabilidades? No podemos ser observadores
mientras el Estado intenta ocultar el problema con anuncios amarillistas.