martes, 2 de febrero de 2016

Las Droguerías – Supermercados, la decadencia de la Farmacia



Nunca como ahora tiene vigencia la reflexión del Dr. Antonio Mesa de la UdeA hace casi 50 años:

“Todos los días más comercializada, más "tienda" y más viciada. Grandes escándalos como falsificaciones, cambios de etiquetas, venta de muestras gratis, comercio de estupefacientes, etc., era comidilla diaria".

Lo que hoy parece una moda de marketing, las Droguerías con Supermercado, o mejor los Supermercados que en una esquina tienen una venta de medicamentos, son el reflejo de la ignorancia sobre el papel que la Farmacia cumple en la Salud Pública. Esa moda no es nueva, ha sido un proceso lento al que a nadie parece interesar.

Ante la falta de personal idóneo interesado para ejercer en comunidad, Químicos Farmacéuticos y Regentes de Farmacia, el Estado creyó que la panacea era autorizar a los empíricos dirigir las Droguerías, nombre que creó para diferenciarlo de las Farmacias y donde se supone ejercen Farmacéuticos, nada más alejado de la realidad.

Este fue el primer paso para permitir a los comerciantes incursionar en un mercado con clientela cautiva lo que luego degeneró en cadenas de droguerías que incluso sirvieron de lavado de dinero, en gran medida por su figura de miscelánea que además vende medicamentos.

Luego vinieron las cajas de compensación que interpretaron que podían comercializar mercado con medicamentos dentro de una mala copia del Drugstore americano, hasta el punto que algunos se denominaron “Tienda – Droguería” que muestra su visión de venta de productos y no de servicios de salud.

El ingreso de competidos extranjeros no trajo grandes cambios, se ajustaron a este mercado y no es raro ver que el sector de carnes frías es más grande que la farmacia.

En algún momento se comenzó a exigir que las Droguerías fuesen Farmacias y se enfocaran hacia el servicio farmacéutico, es cuando el gremio de droguistas justifica que el 40% de sus ingresos son productos no farmacéuticos por lo que en la Ley 1148 de 2007 logra meter el mico que permite que se venda de todo un poco “como en botica”, mico que se convierte en un bumerang que les hace perder las distancias en el 2012 cuando la droguería se considera un establecimiento comercial.

El Estado demostró su desconocimiento de la Farmacia cuando a través del decreto 3050 de 2005 considera que los medicamentos de venta libre se pueden vender en cualquier lugar con el vacío del término “Buenas Prácticas de Almacenamiento” y ante la falta de vigilancia de las autoridades terminaron con medicamentos en tiendas, cantinas, etc., eso sin analizar el deterioro de la imagen de farmacia a través de las Tiendas Naturistas.
Las autoridades sanitarias nunca han tenido claro la definición de servicio farmacéutico que se plasma en el Decreto 2200 de 2005, que terminó siendo un maquillaje de la realidad.


Solo ver como la atención farmacéutica, base de la farmacia asistencial, no se considera un proceso básico, acompañado de exigencias como la colocación de un aviso que le prohíbe al personal de farmacia asesorar al paciente ya que solo puede hacer el Químico Farmacéutico sin contar que este profesional no está presente en más del 80% de los servicios del país (no es necesario ver estadísticas, departamentos con 13 municipios, 350.000 habitantes y los pocos QF en la capital, prestando su título para habilitar servicios hospitalarios donde hay auxiliares con título de RF).

Todo esto es el caldo de cultivo que permitió que hoy día sea normal ver avisos de Droguería Supermercado o Droguería Minimarket, incluso los comercializadores mayoristas ya incluyen productos para estos establecimientos.

¿La solución? Volver a la Farmacia, no hacerlo no solo afecta a la profesión farmacéutica en sí, es un problema de salud pública, ya que son los tenderos quienes tienen una droguería en un rincón, interesados en la rentabilidad y no en la salud.

¿Quién debe hacerlo? La profesión que hace casi 50 años nació para hacerlo, la Regencia de Farmacia, su consigna es clara: “Recuperar la Farmacia por la Salud del Pueblo”.

¿Y los demás? A los demás no les interesa realmente:
- Las autoridades están más interesadas en hacer normas que maquillan que solucionar, siguen detrás de la infraestructura y la dotación que del servicio.
- Los productores y comercializadores no les interesa sacar de la tienda los medicamentos, es más rentable hacer propaganda en medios para luego venderlos en tiendas que tener un profesional que pueda cuestionar el uso adecuado.
- La academia sigue filosofando en la atención farmacéutica sin lograr acercarse al paciente, creyendo que es más importante el paciente hospitalario que el ambulatorio, formando cada vez más técnicos en procesos que expertos en farmacia.
- Los otros profesionales de farmacia siguen en su nube de títulos alejados de la realidad del paciente y la comunidad.
- Los Droguistas nunca han tenido la clara intención de profesionalizar el sector, muestra de ello es que ofrecen programas de farmacia, pero no exigen la formación en los mismos, tampoco plantean al Estado un plazo para que las Droguerías se conviertan en Farmacias. Su interés está en la comercialización de productos, no en la Farmacia Profesional.


Como empresarios, los Regentes de Farmacia debemos ver las oportunidades y la oportunidad es ahora: Ejercer en Farmacia Comunitaria, demostrar las ventajas de una Farmacia Profesional versus el supermercado con medicamentos, establecer un target basado en la confianza de ser el profesional de salud más cercano.

Si éramos necesarios hace 50 años, ahora somos la solución a un problema de salud pública, solo que debemos convencernos de ello y no seguir cayendo en la figura del auxiliar de hospital que creemos es la zona de confort.

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