domingo, 27 de noviembre de 2016

Si lo vende la Tienda, no lo vende la Farmacia



En mis conferencias una de las inquietudes más frecuentes es el acceso que tienen los pacientes a los medicamentos a través de otros mercados diferentes a la Farmacia, situación que en Colombia es muy común llegando incluso a ser un problema de Salud Pública.

Aunque nuestro país cuenta con una de la legislaciones más avanzadas en el concepto de Farmacia Asistencial ya que desde el 2005 implementamos el concepto de SERVICIO FARMACÉUTICO, en la práctica más del 80% de los productos farmacéuticos se encuentran fuera de las farmacias, por lo que en varias ocasiones he dicho que tenemos dos tipos de Farmacia, la filosófica desde la Academia y la mercantil que sufre la población.

Para llegar al deterioro actual de nuestra farmacia hay que ubicarnos en el contexto del ejercicio profesional del Farmacéutico.

La formación académica de Farmacia tiene casi 100 años en nuestro país, sin embargo el farmacéutico nunca ha sido cercano a la comunidad; para los años 60 la industrialización hizo que la mayoría de los egresados se dedicara a ejercer como Químicos dejando la farmacia comunitaria en manos de empíricos, por lo que en 1967 se decidió la formación de un profesional intermedio que ejerciera en comunidad, el Regente de Farmacia, sin embargo la falta de personal experto en las Farmacias Hospitalaria hizo que ese recurso humano se empleara en ese campo y de nuevo la población quedó sin un experto que lo orientara.

Ante tal situación y en un país tan extenso, el Gobierno Nacional decide en 1974 reconocer la experiencia del personal que ayudaba en la Farmacia con el agravante de no exigir formación académica en el área, ni siquiera un examen básico de conocimientos y lo peor aún, dejar esa condición de manera permanente.

Para solucionar el entuerto el Estado decide que existen dos tipos de establecimientos que pueden vender todo tipo de productos farmacéuticos: la FARMACIA DROGUERIA, que debe ser dirigida por un Químico Farmacéutico o un Regente de Farmacia, y la DROGUERIA que puede ser dirigido por un Expendedor de Medicamentos, como se les denominó a los empíricos. Esto termina de complicarse cuando en el 2009 autorizó la venta de fitoterapéuticos, homeopáticos y esencias florales en establecimientos cuyo responsable solo tiene un entrenamiento de máximo 160 horas.

En semejante escenario no era difícil imaginar que los comerciantes y laboratorios encontrarían el mejor de todos los mercados, comenzando a proliferar las Droguerías las cuales en al actualidad llegan a más del 90% de la población, no hay distancias mínimas por ser un comercio y en la actualidad comienzan a convertirse en supermercados, incluso las cadenas extranjeras han aprovechado esa condición.

Ante la falta de la farmacias profesionales y el hecho de que las Droguerías también pueden vender otros productos sumado a un Decreto del año 2005 que permite la venta de productos OTC en "grandes superficies", el expendio de medicamentos cae en el mercantilismo absoluto.

En nuestro país se puede adquirir medicamentos hasta en bares, muchos productos están en supermercados en una sección que denominan "Droguería", otros tantos se venden en gimnasios, la promoción en los medios de comunicación no se regula debidamente, no hay control en las plazas de mercado donde se venden como potenciadores, incluso se consiguen abortivos por internet.

Lo peor de la situación es que desde la academia solo existen estudios que conducen a lo que todos perciben, no hay promoción del uso adecuado, no hay emprendimiento por parte de los profesionales del farmacia, no hay políticas generadas desde los gremios de profesionales y los droguistas (empíricos) representan un gremio económico que mueve más de $1.700 millones de dolares al año y que ningún laboratorio quiere dejar, sin contar con el mercado en lugares no farmacéuticos.

La solución se encuentra más allá de la normatividad, se encuentra en la conciencia del profesional farmacéutico a partir de las siguientes pautas:

1. Entender desde la Academía que FARMACIA es COMUNIDAD y no solo el apoyo en los servicios hospitalarios, motivar al emprendimiento.

2. Que el Farmacéutico sea visible a la comunidad, que salga del escritorio, que entienda que es el profesional de salud más importante por su cercanía, se que sea familiar al paciente.

3. Que el Farmacéutico DISPENSE, que entienda que esa es su labor asistencial, la cual dejó en manos de auxiliares para no salir de su zona de confort.

4. Presionar a los laboratorios para que encaucen la venta de medicamentos en la Farmacia, en mi caso tengo una consigna: "si la vende la tienda, no lo vende la farmacia".

Muchos buscan leyes que obliguen a los cambios en la farmacia, lo que hay que buscar es que el Farmacéutico ejerza, que comprenda que en sus manos está su profesión y que para ello debe trabajar con la comunidad para luego exigir cambios normativos.

"La Farmacia es el Farmacéutico, no es un frasco en un estante. Solo así seremos útiles a la Sociedad"

Fabio Alberto González Salgado

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